Desde hace días llevaba queriendo hacer algún comentario sobre el inicio de la temporada, los entrenos, los objetivos, las primeras pruebas... pero qué narices! esto es mucho mejor.
Ayer día 10, Baeza y yo habíamos puesto una "X" en el calendario. El objetivo, subir al Ocejón. Ruta fácil en primavera- verano y nada del otro mundo en invierno si el tiempo te respeta... durante la semana habíamos visto que ayer era el mejor día, en principio, para subir pues la previsión era de nieve (cota 400 metros) pero solo en un 45%. Así que allí nos fuímos, dispuestos a subir otro dos mil... como si de un ocho mil se tratara...
Si bien a la llegada a Valverde había hielo en la carretera y nos llevamos algún que otro susto, una vez empezamos a andar (-1º C) parecía que el tiempo iba a mejorar. No estaba totalmente despejado pero casi se veía el pico del Ocejón. A unos 45 minutos de la cima, el tiempo empezó a empeorar y a pesar de que si mirábamos hacia arriba la cosa estaba fea (miedito) o hacia atrás, más fea aún (miedo) nada nos hacía pensar en darnos la vuelta. Seguimos y seguimos porque pensábamos que nada nos haría cambiar de opinión. Nada hasta que empezó la ventisca, la nevada, nos tapó la niebla, nos dejó a ciegas y afortunadamente una cosa llamada RAZÓN nos hizo parar y, con todo nuestro dolor por quedarnos apenas 200 metros hasta la cima, darnos la vuelta y arrear durante 30 minutos casi a ciegas por la montaña... los caminos desaparecieron en cuestión de minutos pero tuvimos suerte de orientarnos correctamente (Baeza, te lo conoces casi al dedillo ¿eh?). Al final todo salió bien y el susto quedó en eso y nada más y en una rabia contenida por ver que habíamos estado tan cerca... queríamos subirlo en invierno y además en un día igual que el de ayer... con dificultades... pero no tantas!... la naturaleza no nos dejó así que habrá una próxima vez... si no, siempre nos quedará el verano para subirlo... claro que será corriendo en esa ocasión no señor Baeza?
Algo muy curioso y que no nos había pasado nunca a ninguno y no parábamos de comentarlo... ¿qué frío no haría arriba que el agua que llevaba se hizo hielo? ¿y los caminos por los que habíamos subido hacía 2 horas escasas habían pasado de llevar un riachuelo a estar helados? una pasada... y eso a dos mil metros... que infierno debe ser vivirlo multiplicado por diez? cien? y a ocho mil metros? estos tíos son unos auténticos fenómenos.
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